Mi respuesta está en una tarde de la temporada 74/75, en la grada alta de Gol Sur del recién teminado estadio Ramón Sánchez Pizjuán, al lado de mi padre. Yo tenía 6 añitos, el Sevilla estaba en 2ª división (ese año ascendió con Roque Olsen, y al único jugador que recuerdo es un negrito muy rápido que hacía diabluras: Biri-Biri), y el rival era el Barcelona Atlético. El primer partido de fútbol que vi en mi vida acabó 7 a 1 a favor del Sevilla. Para mí aquello fue el mayor espectáculo que había visto nunca, y el Sevilla un super-equipo. Desde entonces soy aficionado al fútbol. Y por supuesto, al Sevilla FC, porque después de un partido así, ¿se podía ser de otro equipo?
Por si acaso después de más de 30 años de sevillista me quedara alguna duda sobre la respuesta a esa pregunta, se hubieran disipado en el momento de apretar el botón de mi cámara de fotos y poder captar esta imagen:
En 2ª División, o campeón de la UEFA y la Supercopa de Europa, el Sevilla es mi equipo, porque lo siento desde que era niño, y eso está por encima de resultados, títulos, etc. Mi padre no ha visto los títulos europeos del Sevilla, o mejor dicho, los ha visto pero no se ha dado cuenta, porque en su partido con el Alzheimer va perdiendo por goleada. Pero durante muchos años ha tenido el orgullo de ser sevillista, y de que su hijo haya seguido sus pasos, desde una tarde del año 74 en que entró con él de la mano en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán.
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