Hace ya algún tiempo que el presidente del Sevilla F.C. lanzó uno de sus habituales comentarios, siempre discretos, sobre la venta de un jugador de nuestro equipo:
Pues bien, parece que al presidente del Lyon le hizo gracia el comentario, porque hoy nos regala la siguiente perla:
Habría algunas consideraciones que hacer al respecto. Por un lado, el precio ha subido considerablemente, de 25 a 40 millones, pero es cierto que no es lo mismo vender unas botas que una oreja. Aunque claro, digo yo que algo tendrá que opinar en todo esto el jugador, porque una cosa es llegar al vestuario y no encontrar tus botas, y otra cosa muy distinta es levantarte una mañana y notar que tienes una oreja menos porque tu presidente la ha vendido. (Aunque si le dan un buen porcentaje de la venta, yo creo que alguno no le importaría perder una oreja, y si no que le pregunten a cierto gran entrenador que pasó hace poco por aquí).
A mí me parece que la frase del presidente del Lyon es bastante bestia, pero hay que tener en cuenta que no muy lejos de Lyon está la ciudad de Arlés, donde ese genio de la pintura que fue Vincent Van Gogh se cortó una oreja para regalársela a una prostituta. Tal vez se trate de un homenaje al gran holandés, pero entonces es un signo claro de cómo cambian los tiempos, porque aquello fue por amor, y Van Gogh murió como vivió, es decir, sin un duro. Si supiera lo que vale ahora una oreja...
Pues bien, parece que al presidente del Lyon le hizo gracia el comentario, porque hoy nos regala la siguiente perla:
Habría algunas consideraciones que hacer al respecto. Por un lado, el precio ha subido considerablemente, de 25 a 40 millones, pero es cierto que no es lo mismo vender unas botas que una oreja. Aunque claro, digo yo que algo tendrá que opinar en todo esto el jugador, porque una cosa es llegar al vestuario y no encontrar tus botas, y otra cosa muy distinta es levantarte una mañana y notar que tienes una oreja menos porque tu presidente la ha vendido. (Aunque si le dan un buen porcentaje de la venta, yo creo que alguno no le importaría perder una oreja, y si no que le pregunten a cierto gran entrenador que pasó hace poco por aquí).
A mí me parece que la frase del presidente del Lyon es bastante bestia, pero hay que tener en cuenta que no muy lejos de Lyon está la ciudad de Arlés, donde ese genio de la pintura que fue Vincent Van Gogh se cortó una oreja para regalársela a una prostituta. Tal vez se trate de un homenaje al gran holandés, pero entonces es un signo claro de cómo cambian los tiempos, porque aquello fue por amor, y Van Gogh murió como vivió, es decir, sin un duro. Si supiera lo que vale ahora una oreja...
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