Manolo Jiménez se ha podido equivocar en muchas cosas: alineaciones, cambios, tácticas, etc.
Pero a mi entender, su mayor error lo cometió al final de la temporada pasada, cuando en la rueda de prensa posterior al último partido en casa contra el At. Bilbao, declaró que esperaba que en esta temporada pudiera ganarse el respeto de aquella parte de la afición que no le quería en el banquillo.
Se equivocó gravemente, pues eso nunca sucederá. Desde que Del Nido hizo público su paso al primer equipo, muchos, muchísimos aficionados pensaron que Jiménez no daba la talla. Tras conseguir sacar al equipo del hoyo en el que lo dejó tirado Juande Ramos, y clasificarlo para la Uefa empatando a puntos con los puestos Champion, pocos cambiaron de opinión.
Después de una gran pretemporada, y disputados cuatro partidos oficiales, de los cuales el Sevilla F.C. ha ganado los dos de casa y empatado los dos de fuera, incluyendo una eliminatoria Uefa más o menos encarrilada y un resultado positivo en el campo del eterno rival, con el equipo situado en la parte alta de la tabla... en fin, en esta situación, el equipo es pitado por buena parte de la grada y cada decisión del entrenador es criticada. ¿Qué ocurrirá cuando se pierda un partido?
Jiménez nunca podrá ganarse a la afición contraria a él, porque ésta ya dictó sentencia, y sólo ganar la Liga o la Uefa le redimiría de la condena. Aunque consiga los objetivos marcados por el club (clasificación para Liga de Campeones), de nada le serviría si además no consigue un juego bonito, espectacular y con muchos goles.
Con menos de un mes de competición, el siempre acertado Maresca ha dicho que si las cosas no empiezan bien esta noche, habrá pitos por parte de la afición. Mala cosa que a estas alturas los jugadores no sientan el respaldo de su público. Y peor aún es que, haga lo que haga, nuestro entrenador nunca vaya a convencer a los que le hicieron la cruz. Se equivocó, y mucho, al pensar que podría hacerlo.
Pero a mi entender, su mayor error lo cometió al final de la temporada pasada, cuando en la rueda de prensa posterior al último partido en casa contra el At. Bilbao, declaró que esperaba que en esta temporada pudiera ganarse el respeto de aquella parte de la afición que no le quería en el banquillo.
Se equivocó gravemente, pues eso nunca sucederá. Desde que Del Nido hizo público su paso al primer equipo, muchos, muchísimos aficionados pensaron que Jiménez no daba la talla. Tras conseguir sacar al equipo del hoyo en el que lo dejó tirado Juande Ramos, y clasificarlo para la Uefa empatando a puntos con los puestos Champion, pocos cambiaron de opinión.
Después de una gran pretemporada, y disputados cuatro partidos oficiales, de los cuales el Sevilla F.C. ha ganado los dos de casa y empatado los dos de fuera, incluyendo una eliminatoria Uefa más o menos encarrilada y un resultado positivo en el campo del eterno rival, con el equipo situado en la parte alta de la tabla... en fin, en esta situación, el equipo es pitado por buena parte de la grada y cada decisión del entrenador es criticada. ¿Qué ocurrirá cuando se pierda un partido?
Jiménez nunca podrá ganarse a la afición contraria a él, porque ésta ya dictó sentencia, y sólo ganar la Liga o la Uefa le redimiría de la condena. Aunque consiga los objetivos marcados por el club (clasificación para Liga de Campeones), de nada le serviría si además no consigue un juego bonito, espectacular y con muchos goles.
Con menos de un mes de competición, el siempre acertado Maresca ha dicho que si las cosas no empiezan bien esta noche, habrá pitos por parte de la afición. Mala cosa que a estas alturas los jugadores no sientan el respaldo de su público. Y peor aún es que, haga lo que haga, nuestro entrenador nunca vaya a convencer a los que le hicieron la cruz. Se equivocó, y mucho, al pensar que podría hacerlo.
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