Anoche, en el partido Uefa jugado en el Sánchez Pizjuán, me quedé impresionado con la exhibición de la afición del Red Bull Salzburgo. Tardaron en entrar en calor, pero cuando se decidieron, sobre todo en la segunda parte, se dejaron notar y mucho. Parece mentira que este equipo haya desplazado a tantos aficionados, pero lo cierto es que muchos miles de espectadores apoyaron ayer al Salzburgo en la grada de Nervión, sobre todo presionando al equipo local con constantes silbidos a los jugadores sevillistas, e incluso atacando en perfecto español al entrenador y a la directiva del club.
Cuando peor lo estaba pasando el Sevilla F.C. por su mal juego, los aficionados del Salzburgo aprovecharon para crear un ambiente tremendo en contra de los blancos, algo que sin duda perjudicó a los sevillistas y benefició a los austriacos. Es admirable lo bien que esta afición realizó su trabajo, aunque no me gustó que en cierto momento insultaran a España, cuando la afición local no insultó en ningún momento a Austria, ni nunca ha insultado a ningún país extranjero.
(Del comportamiento que los aficionados sevillistas tuvieron anoche, no comentaré nada).
(Del comportamiento que los aficionados sevillistas tuvieron anoche, no comentaré nada).
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