Hace algo más de un año empezó la crisis que asola el mundo actualmente. En otoño de 2007 las hipotecas "subprimes" americanas se hicieron famosas porque sus propietarios dejaron de pagarlas, y eso encendió la mecha que hizo explotar, junto con otros fallos estructurales ya antiguos, la actual crisis económica.
Por esas fechas el Sevilla F.C. despertaba del sueño de las dos temporadas anteriores, y tras los sucesos que todos conocemos cambiaba de entrenador con un equipo roto y mal clasificado. Entonces nuestros gobernantes nos decían que no nos preocupáramos, que lo de la crisis era un invento. Y mientras el Sevilla no levantaba cabeza, los precios subían y nuestros sueldos no.
En marzo, tras ganar las elecciones, nuestro gobierno empezó a reconocer veladamente que había algo parecido a una pequeña crisis, y todos nos dimos cuenta de que la cosa pintaba peor aún de lo que ya imaginábamos. Pero entonces el Sevilla F.C. de Jiménez empezaba a carburar, mejoraba los resultados y para el final de Liga se quedó a un paso del objetivo que tan lejano se veía al principio, dejándonos con la ilusión de que la siguiente temporada podía traer algo bueno.
Pasadas las vacaciones, con los bolsillos cada vez más vacíos, con cada vez más amigos en las listas del paro, y con un futuro negrísimo según todos los expertos, sólo había un rayo de luz en el horizonte: El Sevilla hacía el mejor inicio de temporada de su historia y encontraba un estilo de juego que le permitía ganar casi todos los puntos disputados. Mientras el mundo global se hundía, el mundo blanquirrojo con capital en Nervión brillaba y apuntaba alto de nuevo.
Pero, ¡ay!, las esperanzas se vuelven a frenar. El mundo sevillista no podía escapar de la maldición de la dichosa crisis, y entre las lesiones que nos dejan sin delanteros y la baja forma de los centrocampistas, nos quedamos con un equipo que no marca por que no tiene quien lo haga y que no defiende porque su defensa se basaba en tener el balón, y ahora los que deben tenerlo (Maresca, Romaric, Fazio) no están para nada.
Y lo malo es que los economistas dicen que lo peor está aún por llegar, y nosotros todavía no hemos pasado el "Tourmalet" de la Liga. Los gobiernos toman medidas que por ahora no están sirviendo para salir del hoyo, y Jiménez busca en el filial y cambia jugadores de puesto, haciendo encaje de bolillos con las alineaciones, pero el equipo lleva ya cuatro derrotas seguidas, y es incapaz de realizar su estilo de juego.
Crisis y más crisis, esto es lo que hay. ¿La solución? Sólo una, aguantar el tirón. Ha habido otras epocas parecidas, y de todo se sale tarde o temprano. Las bolsas subirán, se recuperarán los lesionados, los bancos volverán a prestar dinero, los centrocampistas encontrarán su mejor estado de forma, el desempleo bajará y el equipo recordará su toque y su pegada.
Mientras eso llega, tenemos crisis por todos lados. Que sea leve para todos...
Por esas fechas el Sevilla F.C. despertaba del sueño de las dos temporadas anteriores, y tras los sucesos que todos conocemos cambiaba de entrenador con un equipo roto y mal clasificado. Entonces nuestros gobernantes nos decían que no nos preocupáramos, que lo de la crisis era un invento. Y mientras el Sevilla no levantaba cabeza, los precios subían y nuestros sueldos no.
En marzo, tras ganar las elecciones, nuestro gobierno empezó a reconocer veladamente que había algo parecido a una pequeña crisis, y todos nos dimos cuenta de que la cosa pintaba peor aún de lo que ya imaginábamos. Pero entonces el Sevilla F.C. de Jiménez empezaba a carburar, mejoraba los resultados y para el final de Liga se quedó a un paso del objetivo que tan lejano se veía al principio, dejándonos con la ilusión de que la siguiente temporada podía traer algo bueno.
Pasadas las vacaciones, con los bolsillos cada vez más vacíos, con cada vez más amigos en las listas del paro, y con un futuro negrísimo según todos los expertos, sólo había un rayo de luz en el horizonte: El Sevilla hacía el mejor inicio de temporada de su historia y encontraba un estilo de juego que le permitía ganar casi todos los puntos disputados. Mientras el mundo global se hundía, el mundo blanquirrojo con capital en Nervión brillaba y apuntaba alto de nuevo.
Pero, ¡ay!, las esperanzas se vuelven a frenar. El mundo sevillista no podía escapar de la maldición de la dichosa crisis, y entre las lesiones que nos dejan sin delanteros y la baja forma de los centrocampistas, nos quedamos con un equipo que no marca por que no tiene quien lo haga y que no defiende porque su defensa se basaba en tener el balón, y ahora los que deben tenerlo (Maresca, Romaric, Fazio) no están para nada.
Y lo malo es que los economistas dicen que lo peor está aún por llegar, y nosotros todavía no hemos pasado el "Tourmalet" de la Liga. Los gobiernos toman medidas que por ahora no están sirviendo para salir del hoyo, y Jiménez busca en el filial y cambia jugadores de puesto, haciendo encaje de bolillos con las alineaciones, pero el equipo lleva ya cuatro derrotas seguidas, y es incapaz de realizar su estilo de juego.
Crisis y más crisis, esto es lo que hay. ¿La solución? Sólo una, aguantar el tirón. Ha habido otras epocas parecidas, y de todo se sale tarde o temprano. Las bolsas subirán, se recuperarán los lesionados, los bancos volverán a prestar dinero, los centrocampistas encontrarán su mejor estado de forma, el desempleo bajará y el equipo recordará su toque y su pegada.
Mientras eso llega, tenemos crisis por todos lados. Que sea leve para todos...
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