miércoles, 14 de febrero de 2007

Tsartas se retira

A la edad de 34 años, el griego Vasili Tsartas se retira del fútbol. Durante cuatro temporadas nos deleitó con su juego, uno de los más elegantes que se han visto con la camiseta blanca. Aunque no fueron grandes años a nivel deportivo, nunca se podrán olvidar sus pases medidos, sus saques templados, la maestría en el lanzamiento directo. Con el guante que tenía en la zurda, movía al equipo y siempre creaba peligro cuando tenía la oportunidad de tirar a puerta. Uno de esos jugadores que piensan que correr es de cobardes, creo que sólo debido a su caracter, un poco indolente, y a su débil forma física, no llegó a ser un crack mundial, pues calidad tenía de sobra para ello. Eso sí, se proclamó campeón de Europa con su selección en 2004, el mayor triunfo de su carrera.


Como persona, recuerdo su sinceridad en las entrevistas, diciendo siempre lo que pensaba en su perfecto español (o mejor dicho, andaluz). Dice que se retira "con la cabeza muy alta". Es lo que corresponde, pues así jugaba siempre, con la cabeza alta buscando el punto exacto donde colocar el balón con su zurda mágica. Suerte para Tsartas en su nueva vida, y que venga pronto por nuestro estadio para recibir el homenaje que se merece.

lunes, 12 de febrero de 2007

Eso no es Sevilla

El sábado hubo Sevilla-Betis. En el terreno de juego, ambos equipos estuvieron mal; el Sevilla mejor, es decir, el Betis peor. Y fuera del terreno de juego, lo mismo.

Como soy sevillista, y además me gusta fijarme en mis propios errores antes de entrar en los de los demás, tengo que decir que no entiendo porqué Del Nido se negó a recoger la dichosa estatuilla delante del busto de "la mayoritaria". No he visto el busto, pero como se parezca mucho al original no debe ser como para exponerlo en un museo. Pero a parte de eso, no creo que le hiciera ningún daño a nuestro presidente ni al Sevilla F.C. haber recogido el regalito delante de una copia de la cabeza de Lopera. De acuerdo que el Betis no acudió a ninguna de las invitaciones del centenario del Sevilla, pero si nuestros directivos dicen ser más señores que los de la Palmera, este era un momento inmejorable para demostrarlo.

Dicho esto, la actitud de los "consejeros" verdiblancos me parece absolutamente lamentable: No dejar entrar a Sevilla F.C. Radio; dejar fuera a la afición del Sevilla durante 15 minutos; hacer público por la megafonía el asunto de la no recogida del regalito; sentar a Del Nido en una esquina del palco; y todo aderezado por las declaraciones exaltadas de los directivos, especialmente Arredondo.

Creo que la afición del Sevilla dio un ejemplo de aguante frente al maltrato del que fue objeto. Y la afición del Betis, con la excepción de algunos lanzamientos de objetos (algo que por desgracia ocurre en todos los campos, incluido el nuestro) respondió mucho mejor que sus directivos.

El sábado antes del partido, cuando iba hacia mi casa, me crucé con dos chavales, uno con la camiseta del Betis y otro con un chándal rojo:

- ¿Vas a salir luego?
- Si gana el Sevilla, claro que sí.
- ¡Hombre, si gana el Betis yo también!
- ¿Pero si pierde el Betis sales?
- No sé... Bueno, luego nos llamamos.
- Venga, nos llamamos.

Eso es Sevilla. Lo otro, no.

miércoles, 7 de febrero de 2007

Objetivos

Lo ha dicho el presidente Del Nido:

"El primer objetivo es la Liga de Campeones, a costa de la copa y a costa de la UEFA, nos dan igual. Primero eso, después está la UEFA y en tercer lugar la copa, pero si hay que cambiarlo todo por jugar la Liga de Campeones se cambia”.

Y da sus razones:

“Es más importante estar entre los cuatro primeros que un título, porque es subir un escalón más a nivel competitivo y nos va a permitir hacer una inversión importantísima. Si ganamos la Copa al Sevilla le darán unos 400.000 euros, no les digo si entramos en Liga de Campeones”.

(Él no se lo dice, pero yo sí: los ingresos de un equipo por jugar la Liga de Campeones 2005/06 fueron los siguientes: 1,6 millones de euros fijos, 321.000 € por partido jugado - el que se clasifique para la liguilla cobrará 3,5 millones sólo por jugar-, 321.000 € más por partido ganado, y 161.000 € por cada empate. Aparte venta de entradas, merchandising, etc. Para marearse.)

Cuando hace poco hablaba sobre el cambio en el modelo de crecimiento, comentaba la importancia que iban a tener los ingresos por la Liga de Campeones, cuando cada vez iba a ser más difícil comprar barato y vender caro. Del Nido lo sabe, y como directivo su principal interés es que el crecimiento del club no sea efímero ("reina por un día", como dijo alguien), sino que se afirme entre los cuatro primeros de la Liga para muchos años. Estando siempre ahí arriba, el título terminará por caer. Así se garantiza la base económica y las aspiraciones deportivas. Como decía mi admirado Caparrós, "pasito a pasito".

Pero claro, ese es el punto de vista del ejecutivo. Los jugadores y el técnico tienen otro totalmente distinto. Juande ya ha comentado en más de una ocasión que si le aseguraran en qué competición iba a ganar un título, inmediatamente "tiraría" las demás. Y Palop ayer explicó el sentir de los jugadores:

"Es verdad que nuestro objetivo desde que comenzamos en agosto es conseguir una plaza de Champions y si podemos mantenernos entre los cuatro primeros mejor. Pero no puedo decir que cambiaría una cosa por otra. Me gusta ir partido a partido y si tenemos la oportunidad de ir a por un título lo haremos."

Para un profesional, que hoy está aquí y mañana allí, y en pocos años dejará la alta competición, ganar un título es lo máximo. El futuro de los clubs es algo totalmente secundario para ellos, y es muy comprensible. Cuando sean mayores contarán a sus nietos cómo levantaron la copa de la UEFA, no cómo ayudaron al Sevilla a ingresar varios millones de euros.

Para mí sería una elección difícil. No hay nada comparable a la alegría del título, pero las penurias de años en segunda, de clasificaciones absolutamente mediocres durante años y años, tal vez justifican cambiar un título inmediato por estar siempre arriba peleando por algo.

Y ustedes, ¿Qué opinan?

viernes, 2 de febrero de 2007

Sevilla F.C. 0 - R.Betis B. 0 (01/02/2007)

Anoche durante el partido me asaltó una inquietante duda: ¿Quién estaba en el banquillo, Juande o Caparrós? Vale, un derby es un derby, no suelen tener buen fútbol, y demás tópicos, pero tengamos en cuenta algunos hechos:

En primer lugar, el Sevilla le saca 20 puntos en la clasificación liguera al Betis. Es decir, hoy por hoy es un equipo muy superior. En segundo lugar, el Betis vino, como todo el mundo sabía, a encerrarse. Jugó con un sólo delantero, y además no era ni Sobis ni Robert, sino Dani. En otras palabras, renunciaba al ataque descaradamente. Y en tercer lugar, jugábamos en casa, con el estadio abarrotado apoyando al equipo.

Pues bien, con esos condicionantes, Juande sale con Dragutinovic en lugar de Puerta. Y en el banquillo pone a Martí en lugar de Maresca. El Sevilla acabó jugando con un lateral que no sube (y si sube ya sabemos sus limitaciones) y con dos medio-centros defensivos (Poulsen y Martí). Y además, dejando aparte la alineación, el recurso constante del Sevilla en ataque fue el patadón. Como en los viejos tiempos.

El propio entrenador del Sevilla, (que cuenta con toda mi admiración y es el mejor para nuestro equipo) reconoció al final que su objetivo principal era no encajar gol en casa. Con este planteamiento, es lógico que el partido fuera horroroso. No hubo ni una oportunidad de gol clara, y nos lo jugaremos todo fuera de casa y siendo el cuarto partido consecutivo en 10 días (Atlético el 18, Steaua el 22, Getafe el 25 y Betis el 28).


En favor de Juande, he de reconocer que el equipo está recibiendo goles con demasiada facilidad en lo que llevamos de 2007, y ciertamente un gol en casa te condiciona mucho la eliminatoria. Pero es evidente que el entrenador mostró poca confianza en el equipo, no debe de ver a los jugadores en su mejor momento, y ya se sabe: cuando los entrenadores no ven bien a su equipo, se vuelven más defensivos.

Espero que la apuesta por dejarlo todo para el antiguo Villamarín nos salga bien y pasemos a semifinales. Una vez ahí, y tal como está la Copa, podríamos llevarnos otra alegría esta temporada.

martes, 30 de enero de 2007

No quiero ser anti-bético

Uno no nació antibético. Cuando mi padre empezó a llevarme al fútbol, con unos seis años, y descubrí este maravilloso espectáculo, mi corazón deportivo se hizo sevillista para siempre. Pero por aquel entonces el Betis ni siquiera existía en mi pensamiento, yo disfrutaba con mi equipo y nada más.

Sin embargo pronto empecé a darme cuenta de que sí había otro equipo en la ciudad, porque en el colegio los compañeros béticos se metían conmigo cuando perdía el Sevilla, y yo veía cómo mis compañero sevillistas hacía lo propio con ellos cuando perdía el Betis. Como no me gustaba el cachondeíto que tenía que sufrir esos lunes tras la derrota, no tardé en entrar en ese círculo que tanto caracteriza a esta ciudad, y esperaba con ansia la derrota de los verdiblancos para devolverles a mis amigos la lata que me daban ellos. Y así empezó todo, cada domingo me ilusionaba con la victoria del Sevilla, y deseaba fervientemente la derrota del Betis.

Esto se prolongaba fuera del colegio, con los demás amigos, familiares, y siguió durante el instituto, la universidad, el trabajo... No es una historia muy original, cualquier aficionado al fútbol en Sevilla la ha vivido con ligeras diferencias, pero lo cierto es que aunque a uno no le enseñen a ser anti-bético (o anti-sevillista), las circunstancias te hacen serlo.

A mí me gustaría que el Sevilla y el Betis se llevaran bien. Que fueran como los equipos vascos, que se ayudan cuando uno de ellos está en apuros o puede conseguir algo importante; que actuaran juntos ante la Liga Profesional y los Comités que a ambos maltratan; que no se robaran jugadores o se entrometieran en los fichajes del otro, encareciéndolos. Y tantos beneficios más que obtendrían Sevilla y Betis de una colaboración leal como equipos de una misma ciudad. Por eso me gustaría no ser anti-bético.

Pero lo cierto es que no hay nada que hacer. No me quiero quedar sin el cachondeíto de los lunes (o de la semana entera, según la jornada), sin los nervios de los derbis pensando la que me espera si pierde el Sevilla, sin la alegría que siento (sí, la siento, qué le vamos a hacer) cuando en el marcador electrónico del Sánchez Pizjuán anuncian los goles que le marcan al Betis (los que marcan ellos nunca los ponen, menos mal que hay gente que lleva la radio al estadio). Y no quiero que se acabe esa salsa que tiene el fútbol en nuestra ciudad. Sin localismos, con aspiraciones más altas que simplemente ganar el derbi, y con grandes amigos verderones.

Pero, sin remedio: anti-bético.