viernes, 17 de agosto de 2007

Me aburren los culebrones

Me gusta la televisión, y aunque tengo poco tiempo para verla, grabo mis series favoritas y las disfruto cuando puedo. Por supuesto también veo todas las retransmisiones deportivas posibles, especialmente las futboleras. Pero lo que no suelo ver son culebrones, porque sinceramente me aburren. Las situaciones son siempre las mismas, se repiten de unos a otros y casi siempre acaban igual.


En el mundo del fútbol también tenemos culebrones, pues así llaman a los movimientos estivales de jugadores, que tardan una eternidad en concretarse, y que tienen todo el verano ocupada a la prensa deportiva entre informaciones veraces e inventos descarados.

Como ocurre con los televisivos, estos culebrones también tienen un guión que se suele repetir, a saber:

1- Club grande hace oferta multimillonaria al jugador estrella de otro club.

2- Club grande hace oferta ridícula a club propietario del jugador.

3- Club propietario rechaza oferta.

4- Club grande va subiendo oferta, y club propietario aguanta, intentando exprimir todo lo posible al club poderoso.

5- Jugador, viendo que la cosa no marcha, utiliza los medios de comunicación para presionar al club propietario,diciendo que no es feliz y que se quiere ir.

6- Club propietario sigue aguantando, y club grande regatea para pagar lo menos posible.

7- Cuando se va acabando el plazo, se llega a un acuerdo: muchos millones para el jugador y para el club propietario, y el club grande consigue a otra estrellita más para su galaxia.

Evidentemente no es algo nuevo, lo vemos todos los veranos, pero aún así los culebrones suelen tener una gran audiencia, y tienen en vilo a la afición durante meses. El Sevilla F.C. tiene claros ejemplos en los casos de Baptista o Sergio Ramos (aunque en este caso se pagó la cláusula de rescisión), y en otros equipos sucede también: este año ha pasado con Drenthe y Sneijder y el Real Madrid, e incluso el Sevilla desempeñó el papel comprador en el caso de Kerzhakov.

En fin, como dije antes a mí esto me aburre, porque ya conozco el final. No por una exclusiva inventada, como tantas que leemos estos días, sino porque ya he visto muchos culebrones. Y o mucho me equivoco, o Daniel Alves jugará en el Chelsea y el Sevilla F.C. cobrará muchos millones, una pequeña parte de los cuales gastará en cerrar jugadores que ya tiene apalabrados, a la espera de la venta del brasileño y de la clasificación definitiva para la fase de grupos de la Liga de Campeones. Con el buen hacer de Monchi, y algo de suerte, perderemos al mejor jugador de la plantilla, pero el nivel medio de la misma subirá una vez más, con lo que el equipo se podrá afianzar en los puestos altos.





















Este final del culebrón es un final más bien de cuento de hadas, pero teniendo en cuenta que en el Sevilla llevamos dos años viviendo un sueño, puede hacerse realidad perfectamente. Ojalá que así sea.

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(Esta entrada está ligeramente inspirada en esta otra de Paco Galadí, en la que imagina una escena -poco probable- del "culebrón").

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