Hoy era la fecha para el partido más importante de la temporada para dos equipos: el Sevilla F.C. puede entrar de nuevo en la Liga de Campeones, algo que no hacía desde hace muchos años (entonces era Copa de Europa), y lo mismo sucede con el AEK de Atenas, que además de ganar tendría el orgullo de hacerlo frente al vigente campeón de Uefa y de la Supercopa europea. Para ambos clubs la inyección económica que traería la victoria sería determinante para sus presupuestos.
Pero ninguno de los jugadores, técnicos e incluso aficionados de estos equipos está concentrado en este partido. El fútbol, aunque sea la profesión de los integrantes de los equipos, pasa a ser algo secundario cuando de un bando están de luto por la muerte de más de 50 compatriotas a causa de los tremendos incendios que están arrasando su país, y en otro bando tienen el alma encogida esperando la recuperación de un chaval de 21 años que se debate entre la vida y la muerte.
No sé si hoy se puede jugar al fútbol, cuando el corazón y la mente están en otro lugar, lejos del terreno de juego. La Uefa, siempre sensible y humana, ha obligado a jugar el partido. Ahora corresponde a los entrenadores y directivos motivar a los jugadores, intentar que por unos momentos dejen de lado las preocupaciones en que están sumidos, y se concentren en un balón de cuero. "The show must go on", el espectáculo debe continuar.
Conociendo el fuerte carácter de los deportistas griegos, y la capacidad de superación de los sevillistas, es problable que esta noche salten al campo con un sólo objetivo: poner los cinco sentidos en el campo, dar todo lo que tienen, hacer el mejor fútbol que pueda salir de sus botas, y llevarse una clasificación que ofrecer como homenaje a los que en estos momentos sufren el dolor de la pérdida o la incertidumbre ante el futuro de una joven vida.
No sé si se puede jugar hoy al fútbol, pero estos hombres lo harán, y lo harán por los fallecidos en los incendios y por la recuperación de Antonio. Y sea cual sea el resultado, quedará su esfuerzo por saltar hoy al campo como el mejor homenaje posible.
Pero ninguno de los jugadores, técnicos e incluso aficionados de estos equipos está concentrado en este partido. El fútbol, aunque sea la profesión de los integrantes de los equipos, pasa a ser algo secundario cuando de un bando están de luto por la muerte de más de 50 compatriotas a causa de los tremendos incendios que están arrasando su país, y en otro bando tienen el alma encogida esperando la recuperación de un chaval de 21 años que se debate entre la vida y la muerte.
No sé si hoy se puede jugar al fútbol, cuando el corazón y la mente están en otro lugar, lejos del terreno de juego. La Uefa, siempre sensible y humana, ha obligado a jugar el partido. Ahora corresponde a los entrenadores y directivos motivar a los jugadores, intentar que por unos momentos dejen de lado las preocupaciones en que están sumidos, y se concentren en un balón de cuero. "The show must go on", el espectáculo debe continuar.
Conociendo el fuerte carácter de los deportistas griegos, y la capacidad de superación de los sevillistas, es problable que esta noche salten al campo con un sólo objetivo: poner los cinco sentidos en el campo, dar todo lo que tienen, hacer el mejor fútbol que pueda salir de sus botas, y llevarse una clasificación que ofrecer como homenaje a los que en estos momentos sufren el dolor de la pérdida o la incertidumbre ante el futuro de una joven vida.
No sé si se puede jugar hoy al fútbol, pero estos hombres lo harán, y lo harán por los fallecidos en los incendios y por la recuperación de Antonio. Y sea cual sea el resultado, quedará su esfuerzo por saltar hoy al campo como el mejor homenaje posible.
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