Los grandes equipos, los equipos ganadores, son aquellos que dan lo mejor de sí mismos en los momentos decisivos. Pueden flaquear o estar por debajo de su nivel en determinados momentos de una temporada, pero cuando llega un partido "a vida o muerte", siempre salen vivos y triunfantes. El Sevilla F.C. se está convirtiendo en ese tipo de equipos, capaces de dejarse puntos ante equipos inferiores en su Liga, pero también capaces de salir a un estadio como White Hart Lane y derrumbar en ocho minutos la fortaleza inglesa de un Tottenham que, hasta toparse con el Sevilla, lo había ganado todo esta temporada en Uefa.
El partido de anoche tuvo dos momentos de la verdad: los primeros minutos, cuando el equipo local obligado a remontar suele salir con todo, a encerrar al rival. Ahí el Sevilla impuso su carácter y su calidad, y fue quien encerró al Tottenham y acabó con la eliminatoria. El segundo momento clave fueron los últimos veinte minutos, justo después de que los ingleses volvieran a tener esperanzas de clasificarse. Tras unos instantes de desconcierto, provocado por los dos goles en un minuto, el Sevilla se tranquilizó gracias a Ocio y Maresca, y supo llevar el final de partido a donde le interesaba.
Como conclusiones, que la delantera Kanouté y Kerzhakov también falla, pero marca, y que las segundas partes, debido al cansancio acumulado, van a ser un calvario de aquí a final de temporada.
Por segunda vez en la historia del club estamos en una semifinal europea. En una temporada hasta ahora increíble, estamos a punto de disfrutar en el Ramón Sánchez Pizjuán de la vuelta de dos semifinales. Y vamos a jugarnos el título de Liga con los mejores equipos de España. Que no nos despierten, este sueño es demasiado bonito. Hasta parece real.
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