Recientemente la directiva del Sevilla tuvo que pedir disculpas por llamar "estilo Betis" al, en su opinión (y en la mía), mal comportamiento con ellos de la directiva del Betis en el estadio de Heliópolis. Se dijo entonces que era un error confundir las actuaciones de los directivos con la forma de sentir y actuar de una afición, en este caso la verdiblanca.
Pues bien, creo que esa forma de ver las cosas corresponde, por desgracia, al pasado. Desde que se aprobó la Ley del Deporte, los clubes de fútbol son (con escandalosas excepciones, de las que escribiré en otro momento) sociedades anónimas deportivas (S.A.D.). Por tanto, ya no pertenecen a los aficionados, ni siquiera a los abonados, sino a los accionistas.
La mayoría accionarial puede estar muy repartida (desconozco si esto ocurre en algún club español), o estar en manos de unos pocos socios (caso del Sevilla), e incluso pertencer a un sólo propietario (caso del Betis). Esto hace que la forma de actuar de un club dependa de la personalidad y de las decisiones de sus propietarios, que pueden hacer caso a lo que opinan los aficionados, o no. Por tanto, el "estilo Betis" se convierte en el "estilo Lopera", porque el estilo de los béticos no cuenta para nada. En el Sevilla, el "estilo Sevilla" será el que marque Del Nido, si lo aprueban los otros pocos dueños del capital de la sociedad. Ya no es el estilo de la afición sevillista, o mejor dicho, no tiene por qué serlo.
En nuestro caso, creo que la mayoría de la afición está contenta de cómo se hacen las cosas, aunque a muchos sevillistas no les guste la habitual prepotencia con que se expresa nuestro presidente. Pero nos guste o no, el estilo del club no depende de nosotros. El tiempo en que la afición marcaba el estilo de los clubs pasó a mejor vida. Ahora son empresas, y los accionistas y ejecutivos son el "estilo Betis", el "estilo Sevilla", el "estilo Valencia"...
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