Si el Sevilla hubiera ganado al penúltimo de la tabla, se hubiera colocado con tres puntos de ventaja sobre el Barça, seis sobre el Valencia, ocho con el Real Madrid... Pero el Sevilla no ganó, perdió con el penúltimo.
Esto no es la primera vez que ocurre en esta temporada. Por eso se leen titulares como "El Sevilla enfatiza su acrofobia" o "El Sevilla no quiere la Liga". ¿Por qué está ocurriendo esto? Pues sencillamente porque el Sevilla no es seis puntos mejor que el Valencia, ni ocho puntos mejor que el Madrid. Es cierto que estamos haciendo una grandísima temporada, que somos el equipo, junto al Barcelona y Zaragoza, que mejor juega al fútbol, pero también es cierto que por presupuesto y plantilla no estamos en el lugar que nos correspondería.
Decir esto no es ser derrotista ni infravalorar al equipo. Desde el club se ha insistido desde principio de temporada que el objetivo es clasificarse para la Liga de Campeones. No se renuncia a nada, pero el objetivo es ese, porque es lo que se estima que puede dar de sí el equipo. Siempre está la posibilidad de que las cosas salgan mal, y se quede por debajo del objetivo, o que salgan extremadamente bien y se quede por encima del mismo. Pero siendo realistas, quedar cuartos sería una clasificación espléndida para este Sevilla, para seguir con el "pasito a pasito" que tan buen resultado nos está dando, aunque de vez en cuando se pueda dar una gran zancada, como sucedió la temporada anterior.
Estando empatados a puntos con el líder, y vivos en las tres competiciones, nadie puede achacar al Sevilla que no quiere algo, o que tiene miedo a algo. Lo que tiene es cansancio, más mental que físico, como demuestra el hecho de que en los partidos más motivantes (At.Madrid, Barcelona, Bucarest) da su mejor imagen, y en los que aparentemente son más fáciles, falla lo infallable.
El jueves veremos si esta teoría se cumple, y el Sevilla que salta al campo en Donetsk es el Sevilla mentalizado y concentrado de las grandes ocasiones. No tenemos miedo, tenemos muchos frentes abiertos, y tendremos que luchar muy duro en todos ellos si queremos conseguir algo positivo al final. Decía la famosa camiseta de Maresca en Eindhoven: "No hay derrota en el corazón del que lucha". Pues eso es lo que hay.
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